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Verdad y no-verdad de los Premios Literarios

Guillermo Schavelzon / El Blog de Guillermo Schavelzon

Día 18/12/2014

Todo premio literario  -concursos en realidad—  convocado por una editorial, tiene como principal objetivo vender más. No se trata de una operación literaria, sino comercial. Por ello, salvo escasas excepciones –alguna hay—, la editorial que lo convoca y financia tiene un peso decisivo en la elección de la obra a premiar.

Esta costumbre, casi exclusiva de España y Latinoamérica, por la que los llamados “premios literarios” son convocados por la misma editorial  que publicará al ganador, no es un fenómeno internacional. En Francia, Reino Unido, Italia o Estados Unidos, los premios más prestigiosos son otorgados por fundaciones privadas, por los estados y a veces por escritores o libreros. Siempre con un jurado cuyo prestigio y trayectoria garantiza la independencia de la elección, y para novelas ya publicadas con anterioridad.

Que no haya intereses comerciales en la elección es lo que da prestigio a un premio, y cuánto más prestigio literario –y no dotación económica— tiene un premio, más se vende el libro que lo recibe. Los convocantes de los premios, al optar entre el prestigio o la dotación económica, están decidiendo a qué tipo de lector quieren captar.

Hay premios de todo tipo. Entre los institucionales, los de mayor dotación no premian una obra sino una trayectoria, como el Nobel, el Goethe o el Cervantes. Muy diferente es el Gouncourt, probablemente el premio de novela de mayor prestigio literario de Europa, que ofrece solamente 10 euros al ganador.  El Pulitzer 10.000 dólares, el Booker Prize 50.000 libras, y el Strega 5.000 euros. El premio que más reflejo tiene en las ventas internacionales de la novela que lo recibe cada año, es el Gouncourt, los diez euros de dotación se convierten así en un guiño algo humillante para todos los demás.

 

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