Hasta los escritores sin rostro se pasan a los 'best seller'

La nueva y más accesible novela del enigmático Thomas Pynchon divide a sus 'fans'

EDUARDO LAGO 17/08/2009


¿Quieren hacer el favor de dejar en paz a Stieg Larsson? Hasta su colega de género (el best seller) Donna Leon, se ha permitido opinar que lo que hace el escandinavo "es malo". Aunque aviesa, la acusación tiene miga. Roberto Bolaño, quien al igual que el escritor sueco, murió a los 50 años sin poder disfrutar el éxito desorbitado que estaban destinadas a tener sus ficciones, habló con terrible lucidez del miedo a ser malo, pánico secreto que anida en muchos escritores y que no logran paliar ni el éxito de ventas ni el prestigio, pues los dos se pueden apañar. La diferencia entre Bolaño y Larsson es que lo que hace el primero merece el nombre de literatura mientras que el segundo ha dado con una fácil fórmula de entretenimiento banal, un sucedáneo. Bolaño pasará la prueba del tiempo, sus libros quedarán; Larsson, sin embargo, como ocurre con cuanto está sujeto al imperio efímero de lo superficial, será pronto desplazado por el siguiente triunfador que sepa conectar con los consumidores. Serán sus propios lectores quienes lo abandonen.

 

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