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No es país para viejos. Análisis literario y simbólico

No es país para viejos constituye la penúltima obra de Cormac McCarthy posterior a la Trilogía de la Frontera (1992, 1994, 1998) y anterior a La Carretera (2006). Por sí misma, la obra constituye un paradigma del sueño americano roto y violado, un ejemplo de la posmodernidad aplicada a la literatura. Quizá más conocida por la película homónima de 2007 de los Hermanos Coen, la obra es hoy día un grato ejemplo para comprender cómo se truncó la esperanza y el sueño americano en una pesadilla reflejada a partes iguales en la literatura y posteriormente en el cine. Su trama se desarrolla en la frontera entre Estados Unidos y México en 1980. Concretamente la acción transcurre en el desierto de la frontera, en la localidad de Piedras Negras del Estados de Coahuila en México y en Odessa. Llewelyn Moss, un cazador de antílopes y excombatiente de Vietnam, accidentalmente se encuentra con los restos de un tiroteo en el desierto de Texas. Entre estos restos halla también un maletín cargado con más de dos millones de dólares en efectivo. A pesar de sopesar bien los pros y los contras a la hora de tomar el dinero, decide tomarlo aún sabiendo que quizáése sea el error más grave de su vida, pues al momento se inicia la persecución de dos hombres en busca del preciado maletín: el asesino Chigurh y el Sheriff Bell. La novela bien sigue las pautas del Western pero en manos de este autor toma una visión más amplia, como una reflexión sobre el mal y la muerte en la frontera de Estados Unidos con México. No sólo toma características del Western, sino que trata un tema muy contemporáneo como el tráfico de drogas y los conflictos en la frontera entre ambos países. Su estética es además la de un thriller policíaco con una historia efectista, rápida y violenta. Esta agria visión del país está tomada a través de un personaje atormentado, el Sheriff Bell. El Sheriff está a punto de jubilarse y toma el caso del maletín robado como uno de sus últimos casos a resolver. Sin embargo, las digresiones que inciden a lo largo de la novela dan muestra de que este caso se le escapa de las manos, pues toma un carácter diferente a los demás que se le han presentado. Sus monólogos aislados al principio de los capítulos nos permiten cada vez más adentrarnos en la mente de un hombre cuya visión del mundo se ha ido desmoronando a través de los sucesos que le ha tocado vivir. Es por esta razón por la que encontramos a cada paso una visión cada vez más trágica de un Estados Unidos moderno al que no entiende. De ahí viene el propio título de la obra, No es país para viejos, donde el Sheriff es incapaz de comprender el mundo actual donde vive. Sólo comprende que éste es un mundo que no comprende y que todo pasado siempre fue mejor. Bell además se ve acosado por sus propios fantasmas. Uno de ellos es su cobardía en el frente. El siguiente es su constante remordimiento por haber condenado a un chico a la silla eléctrica. Otro es su impotencia a la hora de no saber resolver un caso que se le escapa constantemente de las manos. Por último, su desencanto ante un país y un mundo que se derrumba por momentos. Bell no se muestra como el Sheriff héroe de los Westerns típicos, sino un simple agente de la ley sobrepasado por todos los acontecimientos. También sobrepasado por los acontecimientos vemos el veterano Llewelyn Moss. Este personaje representa la mítica imagen del héroe del Western modificada y adaptada a los tiempos actuales. Su figura puede equipararse a la figura del héroe del Western. Sin embargo, la fortaleza inicial que ha de tener éste se va desmoronando a medida que avanza la trama hasta llegar a su trágico final que es la muerte a causa de su ambición y su inconciencia. Necesario admitir que Llewelyn Moss presenta, en mi opinión, una clara ejemplificación del Sueño Americano. El American Dream se basa en que toda persona es capaz de prosperar por sí mismo a partir de la nada gracias al esfuerzo y la dedicación individual. Este término entraña un trasfondo más oscuro que es la competitividad entre los individuos y que supone el fracaso de unos y el éxito de otros. Moss lo ejemplifica porque busca su propia ascensión social y su propio éxito a través de un delito: el robo. McCarthy establece una crítica despiadada al supuesto Sueño Americano a través de la figura de Moss, pues buscando su propia ascensión social de forma delictiva acaba sobreviniéndole la muerte y la de su propia esposa. El último de los tres personajes principales alrededor de los cuales gira la novela y la película es Anton Chigurh. Sobre éste, eje central y esencial de todo el relato, el análisis ha de ser más exhaustivo. En primer lugar, Chigurh es un hombre con principios y con su propia filosofía. Para llevar a cabo sus planes, no duda en acabar con todo aquel que se interponga en su camino. Su palabra es valor suficiente como para tener que llevar a cabo los propios actos que ha prometido. Ejemplo lo podemos ver cuando, una vez recuperado el maletín y devuelto a su legítimo dueño, marcha a Odessa a matar a Carla Jean Moss, la esposa del protagonista y a la que había prometido matar en vida de su marido. No es país para viejos se viste además de una retórica que traspone el Apocaliptismo a la obra y convierte a Anton Chigurh en un Anticristo. La constante presencia de Satanás, los actos violentos que carecen de razón humana, la ausencia de Dios o el reflejo de los hechos en el Apocalipsis al final de la obra son claras muestras de esta asociación. Es asimilado por su comportamiento en la obra con el demonio Mammon, demonio de la avaricia o la ambición. A través de la visión del Sheriff se nos hace una definición demoníaca de este personaje, clave en los acontecimientos violentos que se desarrollan sin cesar. Asimismo, Llewelyn Moss es tentado por el demonio y cae en la trampa que éste diseña para él. Este Profeta de la Destrucción, en palabras del Sheriff Bell, toma uno de los poderes de Dios como suyo, que es la capacidad para decidir entre la vida y la muerte de las personas. En relación a este personaje, Cormac McCarthy nos demuestra a través de él que a pesar de que Dios no pueda existir sobre la tierra, el Diablo sí existirá sobre ésta. El propio escenario de la obra está influenciado por una preocupación vital de la naturaleza del diablo. En este caso, esta preocupación toma forma en los territorios del sudeste estadounidense, donde un maletín lleno de dinero circula de mano en mano por los desiertos fronterizos en busca de la tentación de los hombres. Los paisajes de esta obra son paisajes donde toma forma la violencia y el horror, paisajes que para algunos son una transposición de los paisajes del Antiguo Testamento. En palabras de Manuel Broncano, Cormac McCarthy construye una obra que podría considerarse un relato del Génesis adaptado a la actualidad. El contexto histórico es también importante a la hora de entender esta obra. Ambas guerras mundiales en un plano más general y la Guerra del Vietnam como telón de fondo pululan por toda la obra como el viejo fantasma de un país en agonía. La significación de esta guerra es tal que el padre de Moss la describe como el síntoma del decaimiento de la nación. No encontramos, sin embargo, rasgos de la heroicidad de la guerra, sino estragos, consecuencias negativas y deplorables, odio y ruina. Más adelante haremos un análisis más exhaustivo de estas características a través de los símbolos que la novela encierra. Además de ello, toda la obra está revestida de la condición humana de la actualidad centrada en aspectos tales como el mal, la codicia, la violencia, el honor, la culpa o la influencia del destino. El mundo actual se impone a un mundo antiguo resquebrajado por la fuerza de la violencia y la ambición. La nostalgia por los viejos tiempos de Sheriffs valientes y viejas figuras del Western revisten el relato de un Romanticismo atractivo pero a la vez melancólico. A simple vista y a través de una lectura rápida no podemos apreciarlos pero la obra está revestida de detalles que dejan en evidencia toda la escenografía histórica del sur. En primer lugar, todavía en el sur pervive un sentimiento racista a pesar de todos los avances que se han hecho para intentar paliar este mal de la sociedad estadounidense. Este muchas veces se concreta en la superioridad de los blancos frente a los negros, tal y como podemos apreciarlo en algunas palabras de Llewelyn: Eres una mujer blanca y libre y mayor de edad, con que supongo que puedes hacer lo que quieras. El sentimiento racista se plasma también en el momento de la obra en que Bell discute acerca del encuentro de los restos del tiroteo en el desierto y Wendell, su ayudante, aclara: No son más que unos narcos mexicanos. Estas palabras demuestran por un lado que el sentimiento de la frontera sigue patente en el sur de Estados Unidos como lugar de conflicto todavía no resuelto. Por otro lado, encierran un tono despectivo que establece una superioridad de los blancos de Estados Unidos y una inferioridad de los mexicanos, es decir, una crítica racista plasmada esta vez no en el conflicto blanco-negro sino en el conflicto Estados Unidos-México. Sumar a ello que sus palabras despectivas reducen a un eslabón más bajo todavía en la jerarquía social a los narcotraficantes mexicanos. Aclarar además que estas palabras provienen de una autoridad, por lo que las implicaciones del tono racista de estas palabras no se incluyen sólo en las clases sociales medias sino en las propias autoridades que participan del racismo. Así pues, lo que hallamos en el estado de Texas, concretamente en la región fronteriza entre Estados Unidos y México, es la pervivencia del racismo en dos vertientes: blanco-negro y blanco-mexicano. En cualquier caso, siempre nos encontramos con la posición más alta del blanco respecto a cualquier otro individuo. En segundo lugar, hallamos una distinción de género y una desigualdad entre hombre y mujer todavía no superada. Recordar que la expansión del oeste se produjo en un momento en que Estados Unidos estaba creciendo como potencia y estaba basando su conquista sobre la violencia ejercida a los indios. El papel protagonista de estos individuos fueron los hombres, algo que todavía sigue presente en la mentalidad del sur. Las anteriores palabras de Llewelyn además de mostrar un tono racista encierran una manera de apreciar el género. La independencia de la mujer respecto al hombre en Estados Unidos es un hecho que, como en el resto de la esfera occidental, todavía no se ha alcanzado. Sin embargo, las palabras de Llewelyn evidencian la capacidad teórica de la mujer para ser independiente respecto al hombre. A pesar de esta capacidad sólo teórica, a lo largo de toda la obra nos damos cuenta de que realmente Carla Jean está sometida a la autoridad de su marido: marcha a Odessa con su madre por orden suya, acata todas sus órdenes y directrices y finalmente es asesinada por Antón Chigurh a raíz de los actos de Llewelyn. La misoginia en la obra queda en evidencia también en otros fragmentos de ésta. Por ejemplo, en uno de los capítulos Moss se cruza con una chica en la carretera haciendo auto-stop y la lleva de copiloto. Ella le pregunta qué haría si se decidiera a escapar con el dinero, a lo que él responde: Aunque yo fuera tan imbécil como para sentarme de espaldas a la puerta habría llamado a un taxi y te habría perseguido y luego te habría dado una paliza y te habría dejado allí tirada.Él defiende el maltrato y el abandono de una mujer para recuperar el maletín robado. Por un lado, podemos ver esto como el intento desesperado por recuperar lo que ha robado. Por otro lado, podemos ver la violencia encarnada en la figura de Moss y por otro el maltrato a una mujer. Además de eso, hemos de especificar que la chica es menor de edad, por lo que no es sólo el maltrato hacia una mujer, sino el maltrato hacia una menor de edad. De todo esto se extrae que hay una cierta pervivencia de la misoginia todavía patente en la sociedad. La tercera de las evidencias que encierra la obra es la violencia y la muerte insertada en la sociedad del sur, concretamente Texas, por ser una tierra de frontera y violencia constante.Ésta es un protagonista más de la vida diaria de los habitantes de la frontera y están habituados a ella de forma cotidiana. En este sentido, importante es el testimonio del Sheriff Bell a la hora de relatar cómo en una ejecución en la cámara de gas los testimonios que a ella asistieron quedaron impasibles y al acabar se levantaron y desfilaron hacia la salida: Cuando terminó corrieron una cortina alrededor de la cámara de gas con el tipo desplomado en la silla y la gente se levantó y empezó a desfilar. Como quien sale de la iglesia. El relato de Bell encierra una visión de una población habituada a la muerte y la violencia a través de la cercanía y la familiaridad. Este relato es una visión de la violencia más cotidiana y más ligada a la sociedad. Sin embargo, en el libro hallamos otro fragmento que encierra una carga violenta. Cuando Chigurh permanece en el hotel donde resultó herido Llewelyn, se produce un tiroteo en plena calle del que tiene que escapar. Este tipo de tiroteos son frecuentes en esta zona del país e infrecuentes en zonas alejadas de la violencia de la confrontaciones del sur tales como los estados del norte. Este tipo de fragmentos en el libro nos demuestran una convivencia con la violencia y la muerte que se ha tomado como normal en el estado de Texas. De hecho, el propio Sheriff Bell se ríe ante una noticia hallada en un periódico acerca de una pareja que mataba a ancianos y luego cobraba sus pensiones. La forma en que se descubrieron todos los hechos fue a partir de que uno de los ancianos huyó desnudo sólo con un collar de perro en el cuello. De esta manera, la propia libertad del Sheriff a la hora de reírse ante tal evento pone en evidencia que las propias autoridades son partícipes de la cotidianeidad de la violencia, el maltrato y la vejación. De igual manera, esta comunión de la violencia y la sociedad supone incluso la corrupción de la inocencia de los individuos. Cuando Chigurh sufre un accidente al final de la obra, unos niños lo ayudan y él les entrega un billete. El primer detonante de la corrupción del individuo viene de este gesto, pues a partir de que el materialismo económico se introduce en la vida de dos niños inocentes, se inicia una riña para disputarse el billete, por lo que su inocencia queda violada. De igual manera, en el accidente que abandona Chigurh encuentran una pistola y deciden llevársela. Es éste el segundo detonante de la corrupción del individuo, esta vez no por el dinero, sino por la violencia. Todo esto nos remite a una visión de Estados Unidos y del sur donde apenas tienen cabida los avances, la evolución, la igualdad, la paz. El sur en particular y éste como reflejo de la totalidad del país en general se muestran como espacios degradados y decadentes. Desde la óptica del Sheriff Bell asistimos a episodios donde se nos narra esta visión trágica no sólo de Estados Unidos sino también del mundo en general. Así por ejemplo, lo observamos en una reflexión donde compara los problemas escolares de cuarenta años atrás tales como mascar chicle, correr por los pasillos o hablar en clase; con los problemas escolares actuales como violación, incendio premeditado o asesinato. Desde su punto de vista, los tiempos han cambiado y han arrastrado consigo a todo un mundo sucumbido por la locura. En este caso, no observamos la comunicación de la violencia con la vida diaria, sino el asentamiento de la violencia y la locura en el mundo con consecuencias todavía imprevisibles. En este mismo fragmento el relato de Bell deja en evidencia que el futuro y los cambios no sólo conllevan un auge de la destrucción y la paranoia en el mundo, sino también la pérdida de los valores más tradicionales y característicos de la sociedad. Así por ejemplo, muestra su escepticismo ante el hecho de que se permita incluso el aborto en las mujeres como consecuencia de los avances desenfrenados: No me gusta adónde va este país. Yo quiero que mi nieta pueda abortar. Y yo le dije, mire señora, no creo que a usted le preocupe en realidad adónde va este país. Tal como yo lo veo no me cabe ninguna duda de que su nieta podrá abortar. El aborto puede entrar en relación con un elemento de capital importancia en la obra como es la religión. Es el cuarto punto donde vamos a enfocar esta visión de la novela. La religión ha sido desde sus primeros pasos una de las características más importantes de Estados Unidos por su gran cantidad de cultos y su libertad religiosa. Especialmente destaca la religión cristiana en su gran variedad de puntos de vista. Sin embargo, lo que apreciamos en la obra es la pérdida de los valores cristianos, con lo cual es la propia pérdida del rumbo de las personas y de la identidad de éstas. Cuando Bell está desayunando en una cafetería, le pregunta a la camarera cuándo traerán el periódico de la tarde, a lo que ésta responde que ya no lo lee porque en él no aparecen noticias como antes y, sobre todo, no aparecen noticias acerca de Jesucristo: Ya no lo leo. No la culpo. Yo tampoco lo haría si pudiera. Ya no lo leo y he hecho que mi marido lo deje de leer.¿De veras? No sé cómo tienen narices de llamar noticias a esa porquería. Ya.¿Cuánto hace que no ve algo referido a Jesucristo en el periódico? Estas palabras testifican que la religión ha perdido protagonismo en la sociedad porque se ha visto arrastrada por todos los embistes de la actualidad. El hecho de no hallar en un periódico una noticia acerca de Jesucristo demuestra que nada es lo que era y que la tradición de hallar una noticia de tal naturaleza en el periódico se ha perdido, por lo que la propia tradición se ha perdido. El quinto punto que debemos subrayar en la obra a través de sus fragmentos es el cuestionamiento del poder gubernamental en la sociedad del sur. Al ser un lugar de frontera y de constantes enfrentamientos, la autoridad queda desmentida constantemente. Esto inferimos de un diálogo de Bell en relación a una conversación con Carla Jean en la que ésta le pide permiso para fumar: Creo que aún estamos en un país libre. El poder que se cuestiona no es sólo el gubernamental sino el propio cuerpo de seguridad del estado de Texas y el propio estado en sí. Wells es otro de los personajes de la obra que busca el maletín por orden de su jefe y le ofrece a Moss un trato donde no incluye a Bell. Llewelyn le pregunta acerca del papel del Sheriff en el acuerdo y Wells responde: Es un sheriff paleto de una ciudad cateta de un condado cateto. De un estado cateto. Estas palabras dejan en evidencia no sólo un cuestionamiento del poder estatal y de sus cuerpos de seguridad, sino también un tono despectivo y de burla hacia el estado de Texas, un estado del sur. Por esta razón entramos en el conflicto Norte-sur que todavía arrastra Estados Unidos y que queda en evidencia con estas palabras. Asimismo, la autoridad de los cuerpos de seguridad queda en entredicho por ellos mismos porque son conscientes de la falta de respeto que les procesan. Dos problemas observa Bell en otro de los fragmentos seleccionados: la corrupción de los agentes de la ley y la falta de respeto hacia estos. El primer ejemplo lo leemos en las siguientes declaraciones: Un agente de la ley corrupto es una abominación. No se puede decir otra cosa. Es diez veces peor que un criminal. Asimismo, el segundo ejemplo lo hallamos en las siguientes testificaciones: Esto os parecerá de ignorantes pero para mí lo peor de todo es saber que el único motivo de que aún esté con vida es probablemente que ellos no me tienen ningún respeto. Y eso duele mucho. Mucho. Por un lado hallamos la decadencia de los agentes de la ley desde su fuero interno con la corrupción de cada uno de estos, un mal tangible que sólo proviene de las personas. Por otro, la decadencia se acentúa desde el exterior con la falta de respeto hacia los agentes de la ley por parte de los criminales. Así pues, esto demuestra que la decadencia del país se ha extendido no sólo a las clases bajas o desfavorecidas de la sociedad, sino también a los propios agentes de la ley que han de velar por la seguridad del estado. Para ultimar este punto, vamos a retratar a través de los temas de la novela el contexto histórico donde se mueve la acción y los problemas de los que adolece esta sociedad corrupta y violenta. Uno de los problemas que los relatos de Bell deja en evidencia es el problema de la droga no sólo en el estado de Texas y su frontera con México, sino también a nivel gubernamental o internacional. Antes de entrar en este tema hemos de aclarar que la droga en la obra adquiere un papel fundamental: es el eje a partir del cual se desarrolla todo el argumento, es el símbolo de la corrupción de los hombres porque ésta es la causa de la perdición de Moss y además es el medio más rápido para enriquecerse, por lo que es uno de los nuevos factores económicos que se suman a los ya existentes con la única diferencia de que éste es inmoral. El tráfico de droga en la frontera entre Estados Unidos y México es una constante y ello se demuestra en la obra. Bell entiende la droga como un problema desde múltiples puntos de vista: problema económico porque socava y corrompe los valores y los pilares de la economía del estado, problema de seguridad porque mantiene un constante enfrentamiento en las zonas de frontera, problema social porque corrompe los valores y las vidas de las personas, problema moral porque entiende la droga como la decadencia de la propia persona. Relacionando las drogas con la visión del diablo en la obra de Cormac McCarthy, de uno de los relatos de Bell leemos unas declaraciones interesantes: Yo creo que si uno fuera Satanás y estuviera buscando algo que hiciera doblegar a la humanidad probablemente la respuesta sería las drogas. […] Satanás explica muchas cosas que de lo contrario no tienen ninguna explicación. Uno de los errores graves que Bell observa en la cruda realidad del país que le ha tocado vivir son las guerras que éste ha sufrido. El Sheriff cree que Estados Unidos se ha levantado a base de guerras y de violencia: Este país tiene una historia bastante extraña y tremendamente sanguinaria además. Lo mires por donde lo mires. Sin embargo, aparte de tener opiniones negativas acerca del país del que es ciudadano, es crítico con estas guerras. El ejemplo lo vemos cuando se siente culpable de recibir una medalla por perder a un batallón entero o el número de víctimas inocentes en la Segunda Guerra Mundial, jóvenes que pagan las consecuencias de la política del país con su muerte: A Harold no le dieron ninguna medalla.Él volvió metido en una caja de madera. Asimismo, la Guerra de Vietnam es también uno de los cánceres del país cuyas consecuencias todavía hoy día se están pagando. La muerte de jóvenes enviados a la guerra, las protestas masivas, la pérdida de legitimidad de la política estadounidense son actos que todavía se están pagando a precios muy altos. Aquí vamos a referir las palabras del padre de Llewelyn Moss en una conversación al final de la obra con Bell: La gente le dirá que fue Vietnam lo que hizo humillarse a este país, dijo. Pero yo nunca lo he creído. Ya estaba bastante mal entonces. Vietnam fue sólo la guinda. Hacia el final del libro, el reconocimiento del propio país a ojos de las personas sirve de final a la obra y pone el punto final y la conclusión a ésta. A raíz de una reflexión acerca de la Segunda Guerra Mundial, el tío de Bell con el que mantiene una conversación emite unas palabras que son básicas para detenernos a reflexionar sobre el futuro de Estados Unidos desde la propia opinión de los ciudadanos. Vamos a resaltar unas palabras significativas: ¿Cómo es que la gente no le exige responsabilidades a este país? […] Este país te mata en un abrir y cerrar de ojos pero la gente lo sigue amando.¿Entiendes lo que digo? Enlazamos este fragmento con la visión trágica de Estados Unidos que hemos visto párrafos más arriba. En primer lugar, el exigir responsabilidades a alguien es porque se ha cometido un acto mal visto. El propio país de Estados Unidos ha cometido actos mal vistos pero nadie es capaz de exigirle responsabilidades. Esto demuestra que el país que se erige como fortaleza de la libertad ve mermadas las propias libertades de sus ciudadanos a la hora de poder expresar sus propias ideas contra los actos de la política. En segundo lugar, el sentimiento nacional está a flor de piel a pesar de que el país ha cometido grandes errores y fracasos que han conllevado la muerte de jóvenes innecesariamente. Por lo tanto, volvemos a dar vueltas alrededor de la idea inicial: el sentimiento nacional en Estados Unidos es muy fuerte pero se han cometido muchos errores en nombre de ese nacionalismo, errores graves, muchos de los cuales no han sido reparados ni han sido castigados. Como conclusión, Cormac McCarthy en esta novela y luego los hermanos Coen en la película homónima dejan en evidencia el verdadero rostro de un país que durante todo el siglo XX se ha ido forjando y asentando como la primera potencia mundial. Como hemos dicho anteriormente, frente a una imagen estática y fuerte de Estados Unidos de cara al exterior, se levanta una imagen débil, angustiada y cansada en el interior y especialmente en el sur en la frontera con México. Varios son los problemas de los que todavía adolece este territorio del país: racismo, desigualdad de sexos, violencia amparada en la propia cotidianeidad del país, pérdida de los valores religiosos cristianos tradicionales, corrupción, cuestionamiento del poder estatal y gubernamental y humillación de las autoridades. A estos se suma la droga, uno de los grandes problemas de la sociedad de la frontera; y el recuerdo de ambas guerras mundiales y la Guerra de Vietnam como el punto de inflexión de la decadencia del país. Muchos de los problemas actualmente pasan desapercibidos y se disipan por ser de carácter regional, sin embargo, son problemas que tendrían que haber sido reparados hace tiempo y que se han convertido en la otra cara de la moneda de un país que proyecta hacia el exterior una imagen resplandeciente, fuerte y egregia.

Javier Alpáñez Naranjo http://www.retrovisorazul.blogspot.com.es/