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UN MUNDO COHERENTE CON HISTORIAS ATRAPANTES

UN MUNDO COHERENTE CON HISTORIAS ATRAPANTES

“Las demás cuñadas”,  Nora Mazziotti, Paradiso, Buenos Aires 2025

En la novela “Las demás cuñadas”, quinto libro publicado de esta autora en el género, la trama del relato discurre paralela a la trama familiar, entramado de afectos y tensiones que suele encauzarse hacia resultados favorables. La novela presenta la vida sentimental de los personajes como eje argumental y el foco está puesto justamente en su vida amorosa. La emocionalidad se expresa en acciones contundentes y muy gráficas produciendo un discurso sin fisuras. A medida que se avanza en la lectura cada personaje se va volviendo cercano y querible para el lector que, atrapado por los hilos de las distintas peripecias, va creando intimidad con el pequeño universo en el que hay derroche de romances, noviazgos, relaciones amorosas de distinta índole, percances, enredos y enigmas. La familia, entendida como un magma que da sentido a las vidas individuales, brinda identidad y sensación de pertenencia sin cortapisas. Sucesivamente en el ir y venir de lo argumental se van integrando a la “casa” los que vienen de afuera volviendo así más potente este magma. La casa, en tanto espacio familiar por excelencia que, al estilo de la cultura italiana, congrega a primos, hermanos, cuñadas y demás integrantes en la reunión familiar, aparece como celebración de la existencia. La importancia de la comida, un rasgo muy propio de la cultura italiana, - la autora brinda con bastante minuciosidad la elaboración de cada receta-, se convierte en un, para nada desdeñable, elemento aglutinante. Historias contadas con un trazo limpio y un buen manejo del ritmo narrativo. La vida cotidiana en sus detalles y sus marcas de época le dan colorido a una trama bien elaborada y atrapante. El fluir de las historias hace espejo con los diversos géneros que la autora conoce desde su rol de docente universitaria, investigadora y escritora: la telenovela, el radioteatro, el cine argentino clásico y otros tantos discursos inscriptos en la línea popular. Existe un remarcado cruce entre el universo creado y los registros de la ficción, por lo que las vidas de las cuñadas se ligan a la de las actrices de película en una suerte de paralelismo paródico. En este sentido el diario de Amalia, la tuberculosa, funciona como un intertexto que da cuenta de los valores de la época. Podríamos considerarla una novela coral en la que se enlazan con destreza distintos elementos y personajes. La agilidad del ritmo narrativo al que no sería errado calificar por momentos de vertiginoso, por lo que no decae la atención en ningún tramo del relato, es una característica destacable. No sin una cuota de humor se podría afirmar que aquí las mujeres lloran mucho y, por si fuera poco, además, escriben. Actividades expresivas de una interioridad emocional intensa. Así el llanto se convierte en la novela en la manifestación de lo femenino en la medida que se dramatizan los cánones de un período determinado de nuestra cultura. El texto, que se constituye como un testimonio de la memoria y de las estructuras familiares, presenta en su enigma las paternidades falsas u ocultas: eje subterráneo significativo, en tanto la filiación parental no admitía prácticamente ninguna clase de transgresión en un tiempo en el que el sexo fuera del matrimonio era absolutamente tabú. El narrador es sin duda un investigador, un husmeador, un auscultador que intenta ir despojando a los hechos de capas y capas de encubrimiento. Desocultar entonces se vuelve un ejercicio prioritario. Estamos ante un narrador que recoge voces de toda la familia con su enfoque y su mirada brindando de esta forma el efecto de lo múltiple, un narrador situado en el lugar de un observador no demasiado crítico, pero que aún así califica los hechos narrados. Su mirada sigue la línea de la investigación de un modo alucinado y tenaz. Surgen muchas preguntas sobre el lugar y las funciones del narrador frente a este mundo tan tipificado, su voz tiene una marcada presencia, son sus ojos los que nos guían, a través de su mirada nos dejamos conducir uno a uno por los sucesivos descubrimientos y a la vez quedamos enhebrados a las incógnitas sin resolver igual que él. Hacia el final de la novela este narrador parece enfatizar los recursos del folletín que busca desatar nudos para alcanzar un desenlace bien cerrado, sin embargo aquí se quiebra este protocolo al dejar en el desconocimiento uno de los interrogantes fundamentales de su búsqueda. Queda así flotando el misterio, de esta manera la novela, que habiendo establecido un parangón constante con el mundo ficcional cinematográfico de algunas décadas del siglo pasado, se ancla definitivamente en el siglo XXI. Las sumatoria de numerosas acciones se desarrolla en un mundo coherente - típica coherencia con que se percibe el pasado que, al ser evocado, nos da siempre una cierta sensación de orden-, un mundo entretejido en la trama compacta de los relatos populares . Lacan afirmó que nuestro inconsciente tiene la estructura del folletín, quizá por eso “Las demás cuñadas”, articulada a partir del énfasis en las acciones de los personajes, no nos deja salir o, mejor aún, nos invita a no querer salir de la complicidad que estableció, empujándonos como en un torbellino hasta llegar a la última página. Mirar hacia atrás un pasado no demasiado lejano ni demasiado cercano nos sitúa frente a un paradigma que intentamos superar y nos permite dimensionar nuestro propio tiempo cargado de exigencias evolutivas y adaptativas, haciendo que la lectura nos envuelva en este mundo ordenado y gratificante como si extendiésemos la mano y pudiésemos acariciar la percepción de las cosas que le dieron valor a la cotidianeidad en la vida de nuestras abuelas y bisabuelas.

Irma Verolín