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El hombre exitoso hace de la quimera una realidad

‹‹El hombre exitoso hace de la quimera una realidad››

‹‹Sólo una cosa convierte en imposible un sueño: el miedo a fracasar›› (Paulo Coelho)

Como una presentación en la que artistas y espectadores acuden a la escena, unos para transmitir y otros para recepcionar, transcurre la vida. Pasamos la mayor parte del tiempo observando, glorificando, disfrutando logros ajenos sin comprender que cuando el telón cae de nuestros aplausos ha dependido la victoria del otro. De modo que solo es necesario adueñarse de esa fuerza indetenible, que mueve imposibles, renueva espíritus y construye gigantes- no como los molinos del Quijote- sino como frutos enaltecedores de la obra humana. La confianza, la más importante de las virtudes, a veces no se apodera lo suficiente de nuestra conciencia como para materializar la palabra que más admiramos (éxito) y que menos palpamos.¿Saben por qué? Por el miedo, el único capaz de establecer los límites ante el temor al yerro. Una vez, alguien me dijo: ‹‹Haz por un momento el ridículo y aprenderás a hacerlo sin que destruya tus aspiraciones, porque en él no radica tu fracaso››. Y es que de los golpes, de los estampidos contra los muros del mundo real, por muy duros que puedan ser, se extraen las experiencias. Las oportunidades nos sondean, van sombreando todo a nuestro alrededor y no somos capaces de percibirlas. Estamos esperando a que el barco llegue para subirnos y, en la mayoría de los casos, dejarlo abandonado en altamar. Ahora les digo algo: ellas no son veleros que se impulsan con el viento hasta el puerto, sino las anclas que los acompañan siempre y los sostienen en puntos estratégicos, ofrecen la firmeza para que el vaivén no los desoriente; pero la brújula pertenece al capitán y solo él decide cuándo zarpar y cuándo desembarcar. Puede que alguna tormenta vuelque su pronóstico, el secreto está en saber conducirse junto a ella sin abandonar el objetivo. Durante la niñez son nuestros padres los encargados de desempedrar el camino, de prender la luz para que vayamos tras ella; aunque cabezonamente nos empeñamos en destruir sus esfuerzos. Logramos que nuestras aspiraciones venzan las expectativas ajenas, así como dijo Albert Einstein: ‹‹La vida es como montar en bicicleta. Para mantener el equilibrio hay que seguir pedaleando››. El impulso no es lo que más importa, sino el ímpetu para continuarlo. Si miramos a la montaña, la vemos empinada al sol, voluptuosa y pensamos solo en el peligro de escalarla sin habernos aventurado tan siquiera a su pie; jamás tendremos la valentía para llegar a la cúspide. Cuando al pararnos frente a un río, la crecida impide cruzarlo, si no nos detenemos a pensar que el nivel disminuirá haciéndolo transitable, es porque aun no hemos comprendido la capacidad de progreso de las cosas. Lectores míos, la sabiduría no radica en aprender y aprender, sino en aprehender cada detalle por mínimo que sea y en saber distinguir el valor de las cosas.Aquel que sabemos famoso es porque ya trabajó duro. Fracasó incontables veces, cayó y volvió a caer; pero siempre supo extraer de cada infortunio una fortuna, de cada ‹‹no›› un pequeño ‹‹si››. Encontró para cada dolor una cura, para las heridas una excelente sutura y en las tormentas esperó con paciencia la escampada. Pensemos en Frida Kahlo, la excelente pintora mexicana, quien luego de un accidente traumático, padeció dolor toda su vida y con una sonrisa siempre que regalar, un entusiasmo envidiable y una energía indetenible, se acostumbró a convivir con él. Su condición de lisiada no constituyó un freno para sus sueños, ni un obstáculo para su carrera. Voló como si sus piernas fueran alas de mariposas: ‹‹Pies, ¿para qué los necesito si tengo alas para volar?›› La clave del éxito radica en darnos cuenta tempranamente de que los límites los ponemos nosotros mismos. La mente, la fuerza del corazón y los deseos de hacer bien las cosas que así lo ameritan convierten en poderosos todos nuestros sueños. Nada es imposible cuando el valor y la constancia se funden en la aventura. De Charles Chaplin he aprendido que: ‹‹Bueno es ir a la lucha con determinación. Abrazar la vida y vivir con pasión. Perder con clase y vencer con osadía. Porque el mundo pertenece a quien se atreve y…. La vida es mucho para ser insignificante››. El derecho a la vida ya es un privilegio, no malgastemos el tiempo que se nos ha regalado porque, cuando acabe, ya nada habrá quedado.

Beatriz Gómez Pérez