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La torre de la encrucijada

La torre de la encrucijada

Autor: David Pulido

Critica: Virginia Boronat

Un anuncio de alquiler de apartamentos en Madrid, en un sitio inmejorable y a un precio irrisorio, constituye el arranque de esta primera novela de David Pulido, psicólogo y guionista de cine, Premio Goya 2017, al mejor guión original, junto a Raúl Arévalo, por la película Tarde para la ira. La cita de Ana María Matute, al comienzo del libro, donde se hace referencia a “criaturas inventadas”, ya nos anuncia una historia de fantasía y misterio. Es una novela en la que tiene cabida todo, desde los juegos de rol a las plataformas reivindicativas, la intervención del ayuntamiento en el sector inmobiliario, las sectas, incluso el título del libro está cuidadosamente escogido con el doble significado del término femenino “encrucijada”. Por otra parte, los personajes principales, son analizados de tal forma que fácilmente podemos identificarlos en cualquier lugar de nuestra vida cotidiana, llegando incluso a reconocernos en algunos de ellos. La historia es narrada a través de Germán, uno de los habitantes de la Torre de la Encrucijada que, junto a otros 9 inquilinos escogidos, vivirán en la Torre, todos ellos atraídos por la ubicación inmejorable del edificio y por el bajo alquiler. A partir de ahí, se sucederán una serie de acontecimientos fantásticos y, en muchas ocasiones, será difícil discernir dónde acaba la realidad y dónde comienza la ficción. La obra está dividida en tres partes: los inquilinos, las esferas y la coronación. A partir de la segunda parte, la acción se vuelve más dinámica, llegando incluso a ser trepidante y atrapando al lector hasta sus últimas páginas. El lenguaje es fluido, usa expresiones coloquiales actuales y siempre tiene como trasfondo la ciudad de Madrid, con sus lugares, sus misterios y sus historias y leyendas. En suma, una novela atractiva para todos aquellos a los que les gusten las historias fantásticas, la intriga, el misterio y con un tinte costumbrista ambientado en el Madrid del siglo XXI.