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Crítica literaria sobre “La Biblia de neón” de John Kennedy Toole

Carlos Alberto Ponferrada Almagro

En el contexto de la novela americana de los años 60, de una época de promesas, pleno empleo, Nueva Frontera y tratos con los liberales y una parte de la izquierda norteamericana, así como coexistencia pacífica con Rusia y aún así, pánico nuclear y racismo, John Kennedy Toole escribe a escondidas su primera novela “La biblia de neón”, aunque será conocido por “La conjura de los necios”, probablemente su segunda novela y la que le da la gloria póstuma debido al empeño numantino de su madre, empeño redoblado tras la muerte del padre y el suicidio del hijo, el que motiva la publicación de las novelas arriba citadas, en los años 80, si bien no llega a verlo en el caso de “La biblia de neón”, entonces ésta es disputada por los hermanos y sobrinos del padre de Toole, así como por el otro cincuenta por ciento de los derechos, los de la madre, quien viendo que flaquean sus fuerzas, delega en el editor designado, quien va a juicio pero lo pierde. La novela es calificada de “obra maestra póstuma” y de “dónde se había metido antes”, a pesar del reparto de beneficios, el calificativo de obra maestra lo comparte con “La conjura de los necios”. Huelga decir, como dice el editor en su prólogo, que John Kennedy Toole no concebía la escritura como única actividad. Trabajaba como profesor de literatura en una institución, por lo que se sabe un college, y lo hizo durante algunos años, hasta que perdió el empleo; por lo visto, se hizo algo torvo y paranoide meses antes de perder el empleo, así como no conseguía publicar el manuscrito de su novela “La conjura de los necios” en ninguna editorial, cosa que le deprimió profundamente. Al final, proceso que le supuso unos años, y le condujo a ello, conectó una manguera del tubo de escape de su coche a su ventanilla trasera, y se suicidó, dejando una nota a sus padres. La madre leyó la nota, cuenta la leyenda, y la desechó “por suponer un delirio”. El padre, sordo, fue deteriorándose progresivamente, y murió. La madre, sola, convirtió la publicación de “La conjura de los necios”, como hemos dicho, en una cruzada, hasta que lo consiguió, y trabó amistad con ese editor. En las presentaciones, a lo largo de los ochenta, cantaba, tocaba, bailaba (fue instruida en las artes líricas) y declamaba, como también presentaba clases de declamación su hijo, hasta que “dejó de ser una moda”. Pero apareció el manuscrito de “La biblia de neón” entre las cosas del hijo, y lo convirtió en su siguiente cruzada, como hemos descrito arriba. En los años cuarenta, y tratando de no desvelar demasiado el argumento, el protagonista, hijo único de Frank, quien va a Italia a luchar contra el fascismo en la II Guerra Mundial, y de su esposa; niño mimado de su tía Mae, a saber, cantante y actriz de vodevil en un principio, artista en su edad ya madura, va a la escuela elemental con tres profesores, dos hombres y una mujer según lo equivalente a nuestros ciclos de EGB, pero en nueve cursos, haciendo correlaciones con nuestros años cuarenta en España; lo pasa mejor unas veces, peor otras; destacable su profesor de Ciclo Superior, Ferney, y su amor por la buena música y la buena literatura, amor que inculca en sus alumnos, aunque no demasiado en el niño, si bien sí por un poeta llamado Longfellow, sobre un poema acerca de las cosas viejas y nuevas, y del paso del tiempo, según parece; describe detalladamente, aunque no tanto con la madre, quien sufre alguna especie de síndrome depresivo o quizás de duelo complicado, sí que el reverendo del pueblo se arroga potestades como destruir libros, a lo Pedro de Torquemada, o llevar al asilo a los desafectos cuando son viejos o sufren una enfermedad grave; también detalla la evolución de tita Mae y la del niño, sobre todo en asunto laboral y en asuntos de amor principalmente. Tía Mae acaba marchándose...en cuanto a la madre y al torvisco reverendo, mejor leer el libro. Espero sea del agrado del lector.