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ACTUALIDAD DEL TEXTO TEATRAL          

Estoy bien tentada de dedicar estas palabras, que me llegan “obedientes” y “dóciles”, como diría mi admirado poeta Gerardo Diego, dedicar esta réplica, a tres grandes empresarios teatrales: Alejandro Colubi, Enrique Cornejo y Juan Carlos Rodero. A estos empresarios del Teatro quisiera decirles mucho, sin decir nada. Ninguno de ellos, ávidos de palabras, aceptaría mi disertación silenciosa: en el Teatro lo primero es la palabra. Así me lo ha enseñado y hecho ver a lo largo de los años, mi querido y admirado escritor, autor de grandes obras de teatro, Premio Nacional de Literatura, Germán Ubillos Orsolich. En su artículo publicado en El Imparcial, titulado “El teatro hoy” sorprende su silencio al no mencionar ningún nombre femenino de la escena; con la enorme cantidad de colegas femeninas (y sin embargo amigas) que Ubillos trata a diario, no obstante, en su artículo no tiene unas palabras para esas autoras reconocidas cuando menos en España y universidades alemanas y estadounidenses, como es el caso de Carmen Resino.                 Decía que Ubillos, en el artículo citado nos lleva de la mano hasta autores españoles de enorme calidad ¡naturalmente! Eran las décadas de los años sesenta y setenta, y en esas fechas predominaba en la cultura española los nombres preferentemente masculinos.              En la actualidad, mi admirado Ubillos, muchos dramaturgos, adaptadores/as, que tú llamas “genios”, lo único que hacen es “reciclar”, es así el arte contemporáneo donde nos presentan los mismos elementos o ingredientes utilizados por Sófocles, Shakespeare, Ibsen… y esa nueva forma de reorganización refleja el espíritu de nuestra época. Por eso no se profundiza y autor y sociedad se van desfigurando de tanto transfigurar las palabras y en escena se recurre a otra forma y otra técnica con un contenido insuficiente. Y, es que la técnica, es tan importante en la actualidad que se la confunde con el arte y esa forma y esa técnica son los elementos que distinguen el arte de la vida. Los textos teatrales escritos por autores y autoras deben ser escritos para atraer a la sociedad en general y emocionar a esos espectadores. La ilusión teatral debe ser una imagen verosímil de la vida, de tal manera que el público crea en ese texto… al menos mientras se encuentre en la sala.               Es verdad, querido y admirado Ubillos, no hay mucha esperanza para el texto teatral actual, escrito por hombres y mujeres, el teatro que reivindicas en tu artículo se está marchitando, al ser humano ya no le interesa hacerse preguntas, por eso rehuye las respuestas que pueda encontrarse en cualquier manifestación artística. Tal vez se pueda vivir sin Esperanza, ¿por qué no?                                                                                                                                                                                                                                                                                             

Mila de Juanes (Escritora)