"El palacio de la luna, de Paul Auster"

Fue el primer libro que abrí de Paul Auster, lo desconocía por completo como autor. Fui recomendada a leerlo como material de estudio, una mujer que había realizado traducciones fue quien abriendo su enorme biblioteca lo acercó a mí. Y no erró, soy escritora, como tal soy lectora. Estudio de cada autor aquellos detalles que me parecen necesarios técnicamente. Paul Auster me animó, fue un taller literario en un libro. Luego vendría de mi parte mis propias ideas a desarrollar dentro de mi propio estilo.

¿Dónde hallé yo eso dentro del conocido libro de este autor? Te lo cuento, de todas maneras las ideas nos pertenecen a todos, y si de esta idea surgen otros escritores u otros talleristas literarios, u otros talleristas creativos (pasos que he dado en mi corta e intensa vida) es valedero.

Paul Auster tiene un personaje que atraviesta lo que todo autor: una montaña de libros que usa para construir mobiliarios, en un hotelucho donde siquiera puede dormir tranquilo. La montaña de libros que hereda, así como yo una biblioteca, no le sirven para comer una vez que los lee. Para poder sobrevivir atraviesa escollos a los que una casualidad, o fe en que los acontecimientos pueden ser transformados en positivo, permite descubrirse como autor.

No olvidemos que el personaje de Paul Auster no se oculta totalmente detrás del personaje escritor que transita sus obras. Ese compromiso asumido en su literatura abre un mundo al escritor, así como el personaje del Palacio de La Luna abre los ojos a un ciego a quien acompaña para ganar su sustento. Acaso sea esta empatía que me sienta a leerlo, cada vez que saca un libro nuevo y siendo el único autor que me acompaña y compro desde que lo conozco, me siento a estudiarlo, a saber que la vida de un escritor tiene muchos matices duros pero que, a pesar de todo, el poder mostrar ese mundo que se ve desde un sensibilidad especial a otros tiene la enorme satisfacción de trabajo realizado. Todo esto sin desmerecer las necesidades económicas, en las que el personaje del Palacio de la Luna se ve envuelto.

El orgullo de un personaje que se ha encerrado en una idea a pesar de la cual el ‘misterio’, la vida, o el don, ponen en descubierto que la solución se hallaba en abrirle paso a la vida para poder seguir viviendo.

Paul Auster desnuda el duro trayecto del escritor y de la vida de un artista que al fin decide hacerse conocer por su propia palabra en una novela mágica llamada El Palacio de la Luna. Magia que luego podrá sentirse y leerse en Mr. Vértigo, del cual probablemente hablaré más adelante.

 

Carina Andrea Acosta