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Marina Arias y el final de la infancia “Cuentos blancos”, de Marina Arias

Ed. Desde la Gente (http://desdelagente.tiendas.coop), 120 páginas, ISBN 978-950-860-303-6, Buenos Aires, 2018.

Cabalgando a mitad de camino entre el costumbrismo y el minimalismo –muy exitosamente, por cierto- la autora argentina Marina Arias nos brinda en esta nueva entrega una colección de cuentos enhebrada por un factor común: el desarrollo paulatino de un mismo personaje, que desde su condición de niña perteneciente a la clase media argentina va convirtiéndose en mujer joven y crece comprendiendo paso a paso cuáles son las alegrías, los sinsabores, las sorpresas y las desilusiones que depara la asimilación inevitable al mundo adulto. Así vertebradas las 11 historias que arman “Cuentos blancos”, una novela de aprendizaje llevada al recurso de las narraciones breves, destacamos que pese a la cercanía al costumbrismo antes señalado, la autora sudamericana no cae nunca en el ruidoso pecado de exagerar el color local: ni Maru, la protagonista que atraviesa el centenar de páginas del volumen, ni el crecido número de los personajes secundarios y terciarios –ajustada apoyatura, siempre, del carácter principal- dejan de servir, rasgos más, rasgos menos, para que el lector de cualquier latitud logre identificarse plenamente con la jovencita que advierte cuanto sucede a su alredor, desea, sufre, desdeña, se asombra y pierde luego el asombro, odia, cree que ama, engaña y es engañada, acechada siempre por un universo que tanto le retacea la entrada como la recibe escondiéndole sus verdaderas intenciones. Antes nos referimos al costado de los relatos de Arias más cercano al minimalismo y es de destacar que en este aspecto, también, la autora argentina sabe esquivar otro defecto achacable a la asimilación que han hecho muchos de sus colegas y connacionales, al intentar incursionar en esta senda magistralmente trazada como posibilidad escritural por Ann Beattie (1947), Bobbie Ann Mason (1940), Tobias Jonathan Ansell Wolff (1945) , Grace Paley (1922-2007), y el caso más conocido, Raymond Clevie Carver (1938-1988). Estamos hablando de la mala digestión sufrida por otros autores –y no solo latinoamericanos- al probar de asimilar el minimalismo, sintetizada en la expresión al uso de que “confundieron síntesis con chiquitito”. La economía discursiva y la condensación del sentido, no lograda por otros, es en Arias una marca de su estilo minimalista en la narración breve, y resulta descollante en “Cuentos blancos”: cada secuencia, acción y desenlace obra con gran ahorro de recursos para pintar en una o dos pinceladas lo que sucede en el interior y el exterior de Maru, así como en la suma de los otros personajes que acompañan su trayecto hacia la adultez. Esta síntesis, tan bien lograda por la narradora argentina, hace de “Cuentos blancos” materia de preferencia para quien busca historias muy bien contadas, con referencias y situaciones que no por ser típicamente del lugar donde trascurren, dejan de poseer un significado universal que las hace fácilmente reconocibles por el lector y sensibles para él, sea madrileño, sudamericano, neoyorquino o de cualquier otra procedencia dentro del mundo occidental. La autora Marina Arias creció en Haedo, Provincia de Buenos Aires, Argentina. Publicó las novelas “Bondi” (Club Hem, 2017), “Mochila” (Club Hem, 2014), “Para qué sirve un traje de neoprene” (EDULP, 2005), y el libro de cuentos “Hacia el mar” (EDULP, 2008). En 2016 Malisia Editorial reeditó la novela Neoprene. Relatos suyos han sido publicados en medios gráficos e integran diversas antologías. Es Doctora en Comunicación y profesora de Ficción Escrita en la Facultad de Periodismo y Comunicación de la Universidad Nacional de La Plata, Argentina.

Luis Benítez