In memorian Troy Davis

Septiembre 29th, 2011 by maria

En el sinsentido del mundo en que  vivimos, a veces ocurre, que se supera a sí mismo el ruin caminar de la historia. Desde los ancestros el ser humano ha descollado por su ferocidad hacía el vecino, hacia el contrario, hacia el diferente, haciendo de las  pequeñas cosas que nos distinguen , a veces tan banales, como un trozo de tela a la que llaman bandera, causa de guerra, de muerte de crueldades sin fin.

Una supone que después de siglos de despropósitos y de violencia, en el que llamamos mundo civilizado hay ciertas cosas que no tienen cabida ni lugar. El mundo occidental ha adquirido las formas y las maneras sutiles de una cierta prudente civilización. He aquí que la optimista teoría se nos cae de cada poco, removida en sus cimientos por la crueldad más absurda, más banal, y también más sofisticada que los tiempos producen.

Viene este preliminar a cuento de algo sucedido hace unos días, cuando escribo este artículo estamos a finales de un Septiembre agitado por los mercados y absorto en un año, 2011, que mejor olvidar cuando haya pasado.

En el, digamos, país más poderoso de Occidente, guardián y garante de las virtudes democráticas más preciosas, ejemplo a seguir, emprendedor de batallas variadas en pos de la libertad mundial, se ha muerto un hombre. Sí, un hombre; solo es uno el que nos ocupa. Negro para más señas, pobre, habitante de un viejo sur donde parece que el siglo XIX se paró entre la neblina de una población secesionada y dividida aún por algo tan fortuito e inevitable como el color de la piel. No ese color que vemos, no. Ese país ejemplar ha puesto un proscrito negro en la presidencia, con reticencias, es cierto, pero lo ha puesto. Hay negros en las finanzas, en la abogacía…. No es ese el color que aparta. Es más bien un color de incomprensión, de poder absoluto, de aburguesamiento ideario que hace que lo que tiene que ser, es. No se duda, no se piensa. Es.

Y  ha sido que murió un hombre, no atropellado, no disparado por un loco, no de enfermedad o de forma fortuita en el baño de su casa resbalando. Ha muerto a manos de una sociedad que no ha dudado, que no ha sentido piedad, ni solidaridad, ni un mínimo sentido de justicia. Ha muerto a manos de la ley. Ajusticiado, sin haber tenido un proceso justo, con testigos que desdecían su palabra, con datos falsos. Ha muerto entre personas que contemplaban su marcha de la vida,  desgarrados por el dolor, unos ;otros con ojos de  venganza de un crimen que , hay dudas muy fehacientes,  llegara a cometer.

Mientras su hermano de raza, adalid de sueños, esperanza de muchos, entre los que me contaba, pedía  en la ONU, se respetasen los derechos humanos. Justo en el mismo día, justo en el mismo momento que el hombre del sur expiraba su último aliento, el del norte, negro, hijo de pobres, como él, pedía democracia y libertad envuelto en grandes palabras, envalentonado por las banderas que a modo de sudario blanden en un mundo descarnado y cruel.

No sé quién podrá descansar tranquilo después que un estado libre, democrático, justo, culto… haya sentenciado sin piedad  a un hombre joven, inteligente, a morir con la palabra inocente colgada de sus labios.

El mundo es un poco más cruel, el mundo es un poco más triste por la muerte del negro sureño. Todos estamos más muertos por no haber podido salvar su vida.

Autor: María J. Toca

 


Comentarios (0)

No hay comentarios escritos aquí

Deja tus comentarios

  1. Al enviar comentario, manifiestas que conoces nuestra política de privacidad
Archivos adjuntos (0 / 3)
Compartir su ubicación

Te puede interesar

CursosCursosCursos de formación, escritura creativa.
Concursos LiterariosConcursos Literarios España y Latinoamérica
librosLibros Publicita tus libros
BiografíasBiografíasBiografías de escritores.
Recursos para escritoresRecursosRecursos para escritores
¿buscas editor?Publicar¿Deseas publicar?
AsesoríaAsesoríaAsesoría literaria. Informes, Correcciones

Cursos

banner cursos escritores org v

Asesoría

banner escritores asesoria v2

Datos de contacto

Escritores.org

CIF:  B61195087

  • Email: info@escritores.org
  • Web: www.escritores.org
  • © 1996 - 2024