Una ecuación en el mar: la señora equis y los 183 metros

Este relato, quizás para algunos no resulte lo que esperan por su sugerente titulo, sin embargo, tiene su encanto y posiblemente ayude a muchos, y es que cuenta sobre los anhelos que pueden tener las personas y por los cuales se imponen metas y retos que vistos de una forma simple parecen realizaciones “sin ton ni son”, que quiere decir en el país de la señora de la historia, “porque si”, “por gusto”, o mirados desde otra arista: porque son personalidades protagónicas, o también analizados con mías profundidad por evadirse de los reveses de la vida que enfrentan. La señora equis entonces resultaba para muchos, una incógnita...Siendo lo que más le destacaba su forma de nadar. Asistía a la playa casi sistemáticamente durante el verano, con un atuendo que le daba seguridad y, al mismo tiempo para que la reconocieran y no tener trabas al entrar en ese lugar escogido, que años atrás había sido un lugar deseado y feliz. Poseía cierta atracción pues manifestaba una cierta nostalgia, incluso por ciertos detalles posiblemente depresión, pero , al mismo tiempo, su andar ligero y resuelto destacaba una pujanza de deseos de vivir , porque lo hacia con toda intención con donaire y gracia, sin contoneos, pero con cierta noble arrogancia mirando hacia donde se dirigía, sin perder concentración en lo que pisaba y miraba, por lo que sus actos eran meditados.. Había tenido una infancia reprimida, pero con indolencia feliciana que le permitieron en su vida enfrentarse a lo que se le presentaba. Porque tuvo y tenia circunstancias muy difíciles y duras en la vida, pero aún así amaba la vida, le gustaba todo lo lindo de ella, la música, el baile y sobre todo, un hombro firme donde recostarse, y sentirse protegida Como carecía de algunas de estos justos anhelos, entonces recurría al mar sobre todo a una mar serena que la llenara de vigor, la violencia de un mar revuelto la sobrecogía sintiendo temor, y precaución de su hábitat.En todo momento aspiraba el aire marino, y dirigía una mirada placentera al mar tan azul, de la playa. De primer instante, iba penetrando en el mar suavemente con cuidado tratando de mantener mucho el equilibrio con sus piernas en la arena y el mar llegaba y la tocaba. Su rutina de nado era muy llamativa pues era la única persona que llegaba hasta el límite vertical donde un muro le impedía seguir al mar abierto, y esa distancia eran 183 metros su ida y vuelta .nadando de espaldas Nadie solía realizar esto; ni hombre, ni mujer. En ocasiones esas amistades eventuales que se hacen en la vida, ya que de su infancia no tenia alguna all’i,las mejores habían quedado atrás en el tiempo pero estaba abierta a tener por lo menos conocidos circunstanciales que podrían llegar a ser nuevas amistades, por ello a todas las personas las trataba con dulce respeto, sin ignorar a nadie, con amabilidad, buscaba amistad, pero había algo que repelía y era que le contaran problemas fuertes porque sentía que con lo suyo ya era suficiente, pero de todas formas escuchaba en el caso de que así fuera pidiendo de favor no hablar de esas temáticas animando a disfrutar el mar o en todo caso retirándose a tiempo de una forma educada/. Su nado y su juego en el mar motivaron a algunas personas que habitualmente iban a la playa la observaban y ya resultaban conocidos habituales palabras como estas:- “Parece que estas en la nebulosa de Andrómeda, cuando flotaba plácidamente”, otras veces:- “ eres un amor nadando”-, otras,: “ la Maradona de la playa”, Era halagador y no le perturbaba porque también observaba la rutina que hacían los demás amigos eventuales que iba de a poco conociendo. Una de esas otras personas era el señor López, este señor era realmente muy simpático, nadaba muy bien frisaba una buena suma de años, pero mantenía una empatía con todos esos amigos veraniegos, los enseñaba a hacer ejercicios, a la respiración adecuada para nadar mejor, ayudaba a las señoras a bajar hasta la playa muy caballerosamente y era una persona que también simpatizo inmediatamente con la señora equis. Con la cual fue teniendo una linda amistad eventual Era la simpatía que se genera entre dos personas que les gusta el mar, la vida, ayudar a los demás, pero este señor López no era nostálgico, mas bien transmitía optimismo y seguridad a todos los playeros a los que irremediablemente no podrían pasar por alto, pues demostraba amor a la naturaleza al cuidado de la playa. Desde que llegaba limpiaba de piedras y algunos vidrios que playeros irresponsables dejaban en la arena. Alguna vez mas que otra, la señora equis también hizo algo al respecto, por llevarse bien con el señor López, pero mujer se sentía cansada de lo mucho que trabajabas en su casa por lo que no pretendía emular en ese aspecto con el señor López , al que siempre le daba la razón por estos descuidos. También se relacionó con los salvavidas a los que admiraba, y se propuso por las colaboraciones que realizaba a una revista que trabajaba la cultura del mar con obstinado desempeño, ya que su país era un país rodeado de mar, escribir sobre la labor de ellos, y las anécdotas que ellos le comentaban de sus vidas. Y lo iba haciendo con muchas dificultades, no poseía cámara fotográfica, se demoraban en publicar, pero a ella no le importaba, luchaba y pedía favor a cualquiera de sus amistades playeras para fotografiar, y estos colaboraron... Los salvavidas le planteaban sus problemas sus criterios sobre la labor, y ella a ellos los escuchaba y trataba de animar. En un país rodeado de mar valoraba mucho la labor de los salvavidas, algunos param’edicos.y hombres que arriesgaban sus vidas en muchas ocasiones por imprudencias de los ba; istas.Asi conoció a Kundo, como ella le llam’o , y por ‘el comenzó. a escribir. En este grupo de personajes en la playa, también le resultaba curioso, una mujer rubia que muy graciosamente nadaba como los perritos de un lado a otro pero horizontal no al límite del muro, nadaba muy despacio, con un moñito muy gracioso , o por lo menos así se le antojaba a esta señora, y después iba a un pequeño barcito montado muy cerca de los bañistas, y se tomaba un traguito, pero- ¿ cuál traguito seria?- se preguntaba la señora equis, admirándola, ya que a diferencia de ella , esta mujer no buscaba a nadie para conversar, La señora equis se justificaba a si misma: pensando:porque necesitaba: a las personas, al pequeño gesto de afecto , la delicadeza, la ternura . Y su personalidad era así, pero no permitía, ni transgredía la privacidad de nadie, sin embargo, entablaba con cualquier persona que le hablase conversaciones lindas; le gustaba bailar, pero no tenia donde hacerlo, solamente a veces a hurtadillas, en los tiempos que transcurrían por sus problemas personales centrados en el resto de las personas que convivían con ella no eran muy amantes al baile, Entonces muy de cuando en vez ella bailaba. solita y escondida. Su eterno acompañante: su paciente esposo no era amante al baile, aunque e cierta manera lo toleraba y le reconocía a la inquieta señora su habilidad.: Ella reflexionaba que le hubiera gustado que bailara bien y eso posiblemente sería otra forma de ayudar a la vida, pero se conformaba pensando que al menos tener un admirador en ese aspecto resultaba agradable. ya que este le lisonjeaba al decirle: “eres una bailadora nata, otras, etc.pero si le comentaba: “eres una artista frustrada”,- le resultaba un comentario muy desagradable, porque, pensaba que a las personas se les debía animar nunca desanimar, y que si algo puede gustar mucho, en algún momento lo podrás hacer y no se debían perder las esperanzas, aunque ya estuviesen las personas “añejadas por el tiempo. Eran lecciones de optimismo constante, las que se aplicaba. Al pasar unos anos esta señora seguía admirando el mar, ya no realizaba esa rutina al nadar, pero se confortaba estando cerca, aspirando su olor y contemplándolo. C comenzó otras rutinas de ejercicios como el tai-chi. Realizaba los ejercicios frente al mar... Habría que buscarla por algún lugar cerca del mar Y es que el mar desde niña le gustaba porque le transmitía lo bueno y lo indoblegable. Quizás esa fuera la incógnita de los 183 metros que se propuso al nadar cada vez que iba a su playa. Porque la convertían de señora equis a señora indoblegable y fuerte ante las dificultades de la vida. 

ISABEL CRISTINA BATISTA SOSA

 

 


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