Ordenadores poetas: varias formas artificiales o teóricamente posibles de construir novelas o poesías

 

Sergio Parra 8 de agosto de 2011

Si nos sentamos en una mesa con una bolsa bien surtida de letras del Scrabble y vamos sacándolas al azar, difícilmente conseguiremos armar una nueva teoría científica o un postulado matemático que valga la pena. La ciencia no discurre bajo los parámetros del azar (aunque el germen de muchos descubrimientos científicos sea la pura serendipia).

Pero sucede algo muy diferente con las novelas, las poesías, los cuentos, los aforismos, los tweets e incluso con las ideas filosóficas más abstrusas.Todas estas construcciones se nutren precisamente de cierto componente aleatorio. La belleza, muchas veces, surge del sinsentido y de la verborrea. La falta de claridad y la ambigüedad son intrínsecamente interesantes porque nos permiten extraer significados varios, discutirlos hasta el infinito e incluso hacer lo que yo llamo onanismo mental.

Hay autores que tienen un don especial para crear esta clase de construcciones tan sugerentes, pero sus fundamentos, como caóticos que son, pueden ser fácilmente “simulables“ de diversas maneras. Por ejemplo, mediante programas de ordenador.

Es el caso de RACTER, un programa que escoge palabras sucesivas al azar de su diccionario. Si la palabra escogida se adecuaba gramaticalmente, RACTER la deja y pasa a la siguiente palabra de la oración. Pero si no se adecua, entonces RACTER elimina la palabra y busca otra. Esto se demostró de forma espectacular con la publicación en 1985 de una colección de poemas e historias cortas tituladas The Policeman´s Beard is Half Constructed. El libro recibió comentarios positivos en los periódicos de mayor tirada. Racter fue escrito por William Chamberlain y Thomas Etter.

Ya en 1726, Jonathan Swift en su novela Los viajes de Gulliver (“Viaje a Laputa”, capítulo V) hablaba de una máquina de creación literaria.Antonio Machado, en su “Diálogo entre Juan de Mairena y Jorge Meneses“, habla de una máquina de trovar, un aristón poético, una máquina de cantar. Pero el primer antecedente de la poesía generada de verdad por ordenador no lo encontramos hasta el año 1959, cuando el ingeniero Théo Lutz y el lingüista Max Bense construyeron un calculador para generar versos llamado “Stochastische Texte“, con el cual conseguían crear textos poéticos a partir de la teoría de la Gramática Generativa Transaccional propuesta por Noam Chomsky en 1957.

Ángel Carmona, en 1976, publicóPoemas V2: Poesía Compuesta Por Una Computadora, que se considera como el primer libro completamente escrito por un ordenador en el ámbito español.

Otra forma de estimular la creatividad literaria es imaginando escenarios teóricamente posibles aunque irrealizables a nivel práctico. Por supuesto, os hablo del teorema de los monos infinitos.

Este teorema, planteado originalmente por Émile Borel en 1913 en su libro Mécanique Statistique et Irréversibilité, plantea que si una gran cantidad de monos pulsara teclas al azar sobre los teclados de gran cantidad de máquinas de escribir, es probable que, por puro azar, conciba inconscientemente cualquier libro que se encuentre en la Biblioteca Nacional Francesa. Actualmente la idea se ha actualizado y se propone que el mono podría escribir cualquier obra de Shakespeare (en un capítulo de Los Simpson, el Sr. Burns posee de hecho una sala llena de monos tecleando máquinas de escribir para obtener ese fin).

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