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Charles Perrault

 

charles perrault

 

Hans Christian Andersen todavía permanece en el recuerdo colectivo pero no todo el mundo sabría responder quién era Charles Perrault a pesar de que casi todos los niños habrán oído hablar de cuentos como La bella durmiente, Cenicienta, Pulgarcito,
El gato con botas, Barba azul  o Caperucita roja, todos ellos escritos por Perrault.

Charles Perrault nació el 12 de enero de 1628 en París, en el seno de una familia burguesa. Estudió en el colegio de Beauvais, y Derecho en la Universidad, y se convirtió en  funcionario gubernamental.

En ese periodo se dedicó a escribir algunos poemas loas al rey Luis XIV, y se convirtió en funcionario real. En 1671 se casó y tuvo tres hijos. Fue sucesivamente  canciller y bibliotecario de la Academia. No fue hasta 1683 que empezó a dedicarse a la escritura infantil, aunque los cuentos no fueron  publicados hasta 1697, lo cual compaginó con los poemas a la monarquía. Murió en París el 16 de mayo de 1703.

Todos los cuentos que figuraban en el volumen Histoires ou contes du temps passé, avec des moralités han pasado a la historia hasta tal punto que los cuentos perviven en el imaginario como cuentos populares. Algunos de ellos tuvieron una nueva vida en el SXX, tres siglos después de ser escritos, por las adaptaciones de Walt Disney al cine, como La bella durmiente (el cuento de la princesa Aurora, condenada a dormir eternamente tras pincharse con un huso, que se nutrió de viejas historias islandesas o españolas y al que añadió un toque irónico), o Cenicienta (la joven maltratada por su madrastra e inspirada en historia del Antiguo Egipto).

Otros cuentos como Caperucita roja, la niña que se topa con el lobo en el camino para visitar a su abuela enferma, que se convertiría en una moraleja dirigida a las jóvenes para prevenirlas de encuentros con desconocidos; Barba azul, en el que la mujer descubre que su marido ha matado a sus anteriores mujeres, se inspiró en la historia real del asesino Gilles de Rais, un noble bretón del siglo XV; El gato con botas, el gato del hijo de un molinero que lega toda su herencia tras morir se convierte en metáfora del instinto animal del propio ser humano; o Pulgarcito, el más pequeño de ocho hermanos que se salvó precisamente porque su escasa estatura le permitió refugiarse del ogro que se los quería comer a todos.

La enseñanza moral que contenían los cuentos aunada con la capacidad narrativa de Perrault convirtió estos relatos en las lecturas favoritas de los niños.