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Decálogo del agente literario, casi personaje de Dickens

Javier Rodríguez Marcos / El País

Día 10/01/2013

“UNO. No confundas nunca literatura con mercado, aunque andes haciendo equilibrio entre una y otro.

DOS. Recuerda siempre que todos los méritos son del autor.

TRES. No creas que todo escritor necesita un agente.

CUATRO. No intentes explicar por qué los agentes literarios son en su mayoría mujeres.

CINCO. Jamás ofrezcas a un editor un manuscrito que no has leído.

SEIS. Si tu celular suena de noche y en los fines de semana, es que tu trabajo va muy bien.

SIETE. Anímate a decirle a un escritor que no publique un libro cuando pienses que no es bueno.

OCHO. Todo escritor quiere éxito de crítica, prestigio intelectual, éxito de venta y reconocimiento internacional. No lo sometas a la humillación de tener que decírtelo.

NUEVE. No leas únicamente a los escritores que representas. En poco tiempo dejarías de ser un buen agente.

DIEZ. Todo decálogo es un ejercicio literario, no te lo tomes en serio.”

El autor de este decálogo es el agente literario Guillermo Schavelzon, argentino asentado en Barcelona y representante de autores como Paul Auster, Ernesto Sabato, Mario Benedetti, Manuel Puig, Juan José Saer, Jorge Edwards, María Elena Walsh, Ricardo Piglia, Guadalupe Nettel o Andrés Neuman.

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